Amenazas ambientales para los pingüinos emperador
Actualmente, la principal amenaza antropogénica (es decir, una amenaza causada por la influencia de los humanos) para los pingüinos emperador es el cambio climático. Se espera que las altas emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente en los sectores de la energía, el transporte y la agricultura, provoquen un aumento de dos grados en las temperaturas globales y una pérdida de entre el 30 y el 40 por ciento de la superficie de hielo marino antártico durante el próximo siglo. Esto es malo para los pingüinos, porque el hielo fijo es de vital importancia para el ciclo reproductivo del emperador. El aumento de las temperaturas que provoca retrasos en la formación del hielo y su ruptura temprana puede reducir las tasas de reproducción exitosa y la supervivencia de las crías y las colonias, incluso hasta el punto de la extinción local. Además, si perdemos esa cantidad de hielo marino, podría alterar la red alimentaria antártica, lo que haría que los pingüinos emperador corran el riesgo de morir de hambre y de disminuir su población. De hecho, un creciente conjunto de investigaciones sugiere que el hielo marino desempeña un papel importante en el mantenimiento de la abundancia y la calidad de las pequeñas plantas y animales que pueden consumir los pingüinos emperador. La recesión del hielo marino también puede llevar muchas especies nuevas a los lugares de cría de los emperadores, lo que se traducirá en una mayor frecuencia de depredación y competencia por los recursos.
La contaminación marina es otra amenaza actual de importancia secundaria. La contaminación por petróleo a través del transporte marítimo y las actividades marítimas es especialmente perjudicial para estas aves acuáticas, cuyo plumaje debe mantenerse siempre en buenas condiciones. La cantidad de este tipo de contaminación ha empeorado desde principios del siglo XX, cuando el petróleo comenzó a reemplazar al carbón como fuente de combustible. Al nadar a través de sitios contaminados, los emperadores pierden aislamiento, ganan peso corporal y desarrollan úlceras en la boca y la nariz, lo que a veces conduce a hipotermia, ahogamiento e intoxicación. La contaminación plástica, que llega a los ecosistemas marítimos a un ritmo cada vez mayor desde la década de 1950 desde playas, ríos y vertidos de aguas residuales, también es motivo de preocupación. Los pingüinos emperador no corren tanto peligro de comer plásticos directamente, sino más bien de comer presas con una acumulación de toxinas plásticas en sus tejidos.