Las proyecciones de modelos muestran graves descensos de la población
Para estimar las tendencias futuras de la población, se han desarrollado varios modelos matemáticos. Por ejemplo, el grupo de Jenouvrier en el Laboratorio FLEDGE analizó un modelo demográfico en el que se proyectaron las condiciones locales del hielo marino específicas de cada colonia de pingüinos emperador hasta finales del siglo XXI. Para modelar estas condiciones, utilizaron un escenario que supone que se utilizarían combustibles fósiles y no fósiles en proporciones equilibradas y que el nivel global de CO2 se duplicaría. Aunque la dinámica difería de una colonia a otra, determinaron que el crecimiento de la población sería negativo para todas las colonias y, en consecuencia, para la población mundial, para 2100. A medida que aumentaran los niveles simulados de CO2, el equipo de Jenouvrier proyectó que la tasa media de crecimiento mundial disminuiría un -1,1 por ciento anual para 2050 y luego se reduciría aún más un -3,2 por ciento anual para 2100, acelerando la tasa de disminución de la población con el tiempo. Para poner esta cifra en perspectiva, una tasa de crecimiento media del -3,2 por ciento anual significaría una disminución muy grave de la población mundial del 78 por ciento en tres generaciones y podría dar lugar a la extinción de casi el 20 por ciento de todas las colonias de emperadores.
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Las medidas de conservación que se aplican actualmente no son suficientes
Como es difícil acceder a las colonias de emperadores y el clima antártico es hostil para los seres humanos, en la actualidad se están llevando a cabo muy pocos esfuerzos de conservación notables. Uno de ellos es el Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente del Tratado Antártico (en adelante, el Protocolo), un documento firmado en 1991 para dedicar las reservas naturales de la Antártida a la paz internacional y la ciencia. Este documento tiene por objeto reducir los efectos de las actividades humanas en la Antártida. En particular, cuando una determinada zona ha demostrado un valor ambiental, científico o estético excepcional, el Protocolo la protege designándola Zona Antártica Especialmente Protegida, o ZAEP por sus siglas en inglés. Se convierte en un delito entrar en la zona sin permiso y realizar investigaciones con un riesgo sustancial de perturbar el ecosistema natural local. En la actualidad, ocho ZAEP brindan protección total a los pingüinos emperador en sus sitios de reproducción, pero ofrecen solo una protección muy limitada mientras están en el mar, lo que disminuye su eficacia.
De hecho, las ZAEP rara vez se extienden más allá de la tierra para cubrir grandes áreas del océano, lo que deja a los emperadores vulnerables durante parte de su ciclo de vida. Las cuestiones administrativas también hacen que las ZAEP sean menos útiles. Como las diferentes ZAEP suelen ser administradas por diferentes partes, la legislación sobre áreas protegidas a menudo se interpreta y aplica de manera inconsistente, con poca coordinación sistemática entre los grupos. Algunas partes también descuidan sus obligaciones en virtud del Protocolo, al no recopilar ni proporcionar información completa sobre las visitas a sus ZAEP.
Debido a la alta vulnerabilidad de los pingüinos emperador al cambio climático, las proyecciones de modelos de disminución grave de la población y la necesidad de protocolos de conservación más intensivos, las ZAEP son una amenaza para la conservación de los pingüinos emperador.
El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos ha declarado al pingüino emperador como especie amenazada. Con esta nueva inclusión, se espera que se puedan poner en marcha esfuerzos de conservación más intensivos para proteger a la especie de la extinción.